En una controversial visita a una sinagoga, el Papa Benedicto XVI se reunió con líderes judíos para discutir los archivos papales sobre el Holocausto y acordaron mejorar las relaciones entre ambas religiones.
El Papa defendió a su predecesor Pio XII ante las críticas, afirmando que la Iglesia trabajó silenciosamente para ayudar a los judíos ante la opresión nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Muchos judíos objetan la canonización de Pio, pues según ellos, no hizo lo suficiente para proteger a los afectados por el Holocausto.
Benedicto XVI dijo que el Vaticano utilizó la diplomacia para ayudar y además entregó asistencia de forma «escondida y discreta».
Agregó que los católicos actuaron valientemente para salvar judíos cuando el exterminio llegó trágicamente a las puertas de Roma.
El presidente de la Comunidad Judía, Ricardo Pacifici, dijo que a pesar de la ayuda de varios miembros católicos, el silencio de Pio durante esa dura época «aún dolía en la memoria».
A pesar de las amenazas de varios líderes judíos de boicotear la visita, esta se realizó con normalidad.