Al fondo de mi teléfono se escucha el sonido del mar. Por eso me gusta El Tabo y vivo y pincho aquí. Me gustan sus calles. Y tus labios. También me gusta sentir curiosidad. Esa mirada de Chet Baker cuando me clickeo aquí… O recordar. Las gymnopedies de Eric Satie. Tus ojos. La lucidez de Byung-Chul Han. Tu tono en trino de voz. Las comidas que hacía mi abuela en las tardes de enero. Con ensalada y albahaca. El bracero de junio. Cáscara de limón y azúcar para el aroma del frío. El Divertimento edición Planeta. Los huevos fritos con pan amasado. Hacerte reír. Tus mejillas y no pedir nada. Fritz Perls. No esperar nada. Las sorpresas. Tus silencios. Morder la uva. Reírme con esa matemática perfecta del mar. Tus sinceridades. Oír a la Banda Municipal un domingo de sol, rodeada de viejecitos que tararean la música moviendo la cabeza al compás. También me gusta el Levante. Quedarme sin voz hacia la madrugada. Hablarme en tus ojos. El viento a solas. Ver amanecer. Amanecer acompañado. Los Schwenke y Nilo. Tus sonrisas pecas. Un desconocido cantando a Los Panchos en un bar de Valparaíso. Sentir que me gustas. Como el canto del mirlo. O las madrugadas de junio en 12 Sur. Me gusta levantarme sin prisas. Volar columpios y aterrizar de olas. Por eso, tanto gusto en conocerla.
¿Cómo le va…?
(Poemas del Proyecto ComunicArte en Libro Digital Ventanidades)
Marcel Socías Montofré
Amanuense y corresponsal en Nueva York para los amigos
El Tabo. Ruta de Los Poetas. Chile de océano y Pacífico
A Junio del primero 2018