Cinco hombres fueron sentenciados por conspiración terrorista en Sydney, Australia, recibiendo penas de entre 23 y 28 años de cárcel.
Los acusados fueron encontrados culpables el año pasado de poseer instrucciones para la confección de bombas y químicos explosivos.
Los fiscales afirmaron que planeaban violentos ataques jihadistas en protesta por la participación de Australia en Irak y Afganistán.
Los detalles exactos sobre el plan y los objetivos de los terroristas nunca fueron especificados y su juicio fue el más largo en la historia de Australia.
Los arrestos se efectuaron en 2005 gracias a la información entregada por los dueños de tiendas de armas y herramientas, quienes notaron sus inusuales compras.
Además, los fiscales dijeron que uno de los acusados atendió un campo de entrenamiento en Pakistán y había instalado un campamento rural en Australia para entrenar a otros tres.
Cuando la policía irrumpió en sus hogares, encontraron «grandes cantidades de literatura que promocionaban los asesinatos indiscriminados y masivos y el convertirse en mártir», dijo uno de los abogados.