Las autoridades italianas han evacuado a cientos de inmigrantes de una ciudad sureña y movilizado a numerosas fuerzas policiales, tras una serie de violentas protestas ocurridas en la zona.
Unos 320 africanos, la mayoría trabajadores de las compañías fruteras en Calabria, fueron llevados en bus a un centro de emergencia.
Mayores destacamentos policiales fueron llamados tras dos días de desórdenes, en el que han resultado 37 personas heridas y ocurrido daños a la propiedad privada.
Las revueltas nacieron después que dos inmigrantes fueron baleados por un grupo de jóvenes locales.
El líder de la oposición, Pierluigi Bersani, acusó al gobierno de no encargarse del «problema de mafia, explotación, xenofobia y racismo».
En el momento en que los inmigrantes, principalmente de Ghana y Nigeria, eran desalojados en los ocho buses la población local aplaudía su partida.