La milicia israelí ha acusado a dos de sus soldados de poner en peligro la vida de un niño palestino durante la ofensiva en contra de Hamas en la Franja de Gaza, que comenzó en diciembre de 2008.
Según el ejército, los hombres que inspeccionaban un edificio, le pidieron al niño que abriera las bolsas que ellos sospechaban de ser bombas.
Esta práctica, prohibida por las fuerzas israelíes y considerada mundialmente como un crimen de guerra, se conoce como «utilizar a un civil como escudo humano».
El grupo por los derechos humanos, B’Tselem, recibió satisfecho las acusaciones, pero solicitaron que la investigación debe ser independiente y externa al ejército.
Los soldados, ambos sargentos, fueron acusados de «realizar conductas prohibidas por poner la vida y salud de otros en peligro».
Las bolsas que obligaron al niño a abrir, resultaron ser inofensivas.
Se efectuaron 150 investigaciones, 40 de ellas criminales, de supuestas conductas inapropiadas durante la ofensiva en Gaza, y ésta es sólo la segunda que llega a una sentencia.
En la anterior, un soldado fue sentenciado a siete meses de prisión, por robar y utilizar una tarjeta de crédito palestina para hacer un retiro en Israel.