- 9 de cada 10 personas que sufren esta enfermedad, que provoca un dolor general en el cuerpo, son mujeres.
- «La psicología es una herramienta clave para evitar el dolor crónico no oncológico, y mejorar la calidad de vida de las personas y su entorno», explica la directora del Centro del Dolor Chile, psicóloga Alejandra Rodríguez.
El 12 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Fibromialgia. Desde la década del 90 fue incluida como una enfermedad reumatológica, y 9 de cada 10 personas que la sufren son mujeres. De acuerdo con registros internos de la Corporación de Fibromialgia de Chile, los casos inscritos entre el año 2000 y septiembre del año 2014 alcanzan un total de 6.559, siendo el rango etario más prevalente los 35 a 55 años, aunque cada día se van reportando más casos de niñas y adolescentes.
En la fibromialgia se dan síntomas variados como rigidez de intensidad variable en los músculos, tendones y tejidos blandos, junto a otros factores somáticos como fatiga, jaquecas o migrañas, parestesias, insomnio; y psicológicos como dificultades de atención y memoria, estrés, ansiedad y depresión. Sin embargo, el síntoma central es el dolor físico persistente. En la fibromialgia el dolor es generalizado, abarca más de tres zonas corporales y va generando costos en todas las áreas de la persona: familiar, social como laboral.
El dolor físico crónico se define como una “experiencia sensorial, cognitiva y emocional desagradable asociada a un daño real o potencial que se prolonga por más de tres meses con costos sanitarios y no sanitarios por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), es por lo tanto, una percepción que nadie puede cuestionar”, enfatiza la psicóloga, directora del Centro del Dolor Chile, Alejandra Rodríguez.
Producto del dolor, se va dejando de hacer las cosas normales que una mujer hace: caminar, pasear, bailar, salir, hacer deporte, tener vida sexual. Actividades diarias, domesticas se ven restringidas, limitando y generando impotencia. Esta situación va gestando naturalmente muchas emociones; rabia, pena, desesperanza y ansiedad, en donde muchas de ellas posteriormente pueden llevar a depresiones o trastornos ansiosos.
“El dolor crónico es como una bola de nieve que a su paso va sumando costos, factores de riesgo y va arrasando paulatinamente con la vida de miles de mujeres. El dolor crónico se ha catalogado como una enfermedad en sí misma y, merece todo paciente como derecho humano, un tratamiento integral e idóneo, es decir, médico, kinésico, nutricional y psicológico. Está comprobado científicamente que el modelo biomédico está obsoleto para el abordaje del dolor crónico, no porque sea malo, sino porque es insuficiente”, enfatiza la especialista Rodríguez.
Finalmente, la directora del Centro del Dolor Chile destaca que “los factores psicológicos están siempre presentes en un dolor físico persistente, por eso que la psicología tiene un rol fundamental para mejorar la calidad de vida de quienes padecen fibromialgia y otras dolencias físicas.
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