David Miliband, secretario de Relaciones Exteriores británico, perdió una apelación para detener la divulgación de datos secretos relacionados con la supuesta tortura de un residente de Reino Unido.
Binyam Mohamed, nacido en Etiopía, dijo que las autoridades británicas sabían que estaba siendo torturado bajo petición estadounidense durante sus siete años de cautiverio.
Los jueces determinaron que estas declaraciones que narran eventos «crueles, inhumanos y degradantes» debían ser conocidas.
Miliband dijo que esta sentencia no significaba que «el sistema estuviera quebrantado».
Un vocero del Primer Ministro, Gordon Brown, dijo que el gobierno éste mantenía una postura firme en contra de la tortura y el trato inhumano.
Los detalles están contenidos en un resumen de siete párrafos en que la CIA narra a los oficiales de inteligencia británicos el trato que se le daba a Mohamed en 2002.
Tras la decisión de los jueces, Miliband dijo que «pedimos la apelación para defender un principio que consideramos esencial para nuestra seguridad nacional: que protegeremos la inteligencia que comparten con nosotros».
En el texto se especifica que Mohamed fue torturado a solicitud de EEUU, quienes sospechaban que había recibido armas y entrenamiento de al-Qaeda.
El musulmán no se le habría permitido dormir por largos períodos de tiempo y se le amenazaba con ser llevado a otro país para que declarara.