Texto: Marcel Socías Montofré
Arte Visual: Azarías Muños Zúñiga
Alarma existe aquí en la Ruta de los Poetas. Esta mañana don Alfonso, el farolero, los vio temprano. Grafitis por todas partes…
-No se pueden borrar, me dice de lo más chamánico, claro y fresco como una viña. Porque don Alfonso no es de oficio fácil. Eso de andar alumbrando a la gente y pincha aquí…
-Sí, pues, yo le estaba hablando de los grafitis, me aclara don Alfonso, tan correctamente incorrecto. ¿Los leyó?…
“Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra…”.
-¡Recórcholis! No creo que sea buena idea… este grafiti le cuesta pasaje a Europa y termina viviendo en Nueva York, le advierto como buen periodista.
-¿Y usted no había dejado el periodismo?, me pregunta y ofrece su mano tan a la mano como un José Martí don Alfonso el farolero.
-A veces tengo recaídas, pero conseguí hora con un acupunturista de Nanjing.
-Lea mejor y escuche aquí… es más sano y efectivo, me farolea y corrige don Alfonso con mirada saeta y poeta en los grafitis…
Me calzo entonces el traje y etiqueta de periodista y grabo algunas cuñas que tal vez a don Pablo, Vicente y Nicanor les interese escuchar. Digo, algo para Spotify con play…
«Yo no creo hasta hoy en la sonada igualdad mental de los sexos; suelo sentirme por debajo aún de estas “derechas” feministas, por lo cual vacilo mucho en contestar con una afirmativa cuando se me hace por la milésima vez la pregunta de orden: ¿Es Ud. Feminista? Casi me parece más honrado contestar un no escueto (…)«, dice el grafiti sobre los muros del “Camposanto Ilustrado”, nuestro periódico local.
“La educación no debe transmitir conocimientos muertos”, rayaron en las paredes del jardín infantil.
“Vivir las teorías hermosas. Vivir la bondad, la actividad y la honradez profesional…”, escribieron en la puerta de entrada de la oficina de correos.
“El feminismo llega a parecerme a veces (…) una expresión más del sentimentalismo mujeril, quejumbroso, blanducho, perfectamente invertebrado, como una esponja que flota en un líquido inocuo. Tiene más emoción que ideas, más lirismo malo que conceptos sociales; lo atraviesan a veces relámpagos de sensatez, pero no está cuajado…”, pintaron sobre algunas rocas cercanas a la playa.
“El derecho al voto me ha parecido siempre cosa naturalísima. Pero yo distingo entre derecho y sabiduría; y entre “natural” y “sensato”. Hay derechos que no me importa ejercitar, porque me dejarían tan pobre como antes. Yo no creo en el Parlamento de las mujeres, porque tampoco creo en el de los hombres…”, opina el grafiti en la sede del consejo de administración.
“La humanidad es todavía algo que hay que humanizar”, avisa en cada puesta de sol.
“Hay derecho a la crítica, pero después de haber hecho con éxito lo que se critica…”, escribieron sobre el cartel de bienvenida a la Ruta de los Poetas…
-¿Y qué hacemos?, le pregunto a don Alfonso, el farolero, mientras despacho en directo por Facebook Live y pincho aquí…
-Cuénteles que escribe para todos y pinche aquí…, me propone.
-¿Y quién firma?
-Póngale Mistral. Gabriela Mistral, la única mujer de habla castellana que ha ganado el Premio Nobel de Literatura.
-Por algo será…-, le digo y abro la ventana. Desde aquí se aprecia lindo el sol del Valle de Elqui. Parece como si Kanji me hablara y dijera que “a diferencia de su poesía, la prosa de Gabriela Mistral es un campo que ha sido poco considerado y por lo tanto, menos expuesto a la opinión pública”.
-¿Usted ya desayunó?, me alcanza un pan don Alfonso, el farolero mirando al cielo de Gabriela.
-Fijo que varios se desayunan y pinchan aquí… le agradezco compartiendo el pan y buen verso en Ventanidades y sigo leyendo aquí…
(De los homenajes y respetos en el Libro Ventanidades)
Marcel Socías Montofré
Amanuense, ex periodista y corresponsal en Nueva York
El Tabo y Algarrobo. Ruta de Los Poetas. Chile de Pacífico y océano.
Mayo 18 de 2081.
