El ministro de Relaciones Exteriores japonés calificó como «desafortunadas» las amenazas de Australia de llevarlos a una Corte Internacional si no detienen la caza de ballenas.
Katsuya Okada dijo que Japón defendería sus «legales» actividades, pero el gobierno australiano dijo que deseaban que se detuvieran en un período razonable de tiempo.
Ambos países insistieron que esto no afectaría las relaciones bilaterales.
El viernes, el Primer Ministro australiano Kevin Rudd le dio a Japón un ultimátum hasta noviembre para detener la caza de ballenas en el Antártico.
A su vez, su ministro de Relaciones Exteriores, Stephen Smith, dijo que su país presentaría su postura ante la Comisión Internacional de Caza de Ballenas este lunes.
La flota japonesa mata a cientos de estos animales durante sus cazas anuales en las aguas antárticas.
Sus barcos se han visto involucrados en constantes choques con activistas en las últimas semanas.
Japón supuestamente abandonó la caza comercial en 1986 tras un acuerdo internacional, pero se le es permitido continuar haciéndolo bajo el alero de sus programas de investigación.
Según ecologistas, ésta es sólo una careta, pues la carne se estaría consumiendo de todas formas.