James Bain se convirtió el jueves en el prisionero que más años sirvió injustamente y que fuera liberado gracias a evidencias de ADN.
El afroamericano de 54 años, fue condenado por el secuestro y violación de un menor cuando sólo tenía 19 años.
Tras haber solicitado muchas veces que su caso fuera revisado, finalmente un juez ordenó que se efectuaran los tests de ADN, confirmando lo que el recluso había argumentado durante años.
Al ser liberado, afirmó no estar enojado por su destino y dijo que la fe lo ayudó durante su reclusión.
Durante su audiencia final, James Bain vestía una polera que decía «Inocente» en ella.
Su primer acto de libertad fue ver a su madre, quien dijo que se hallaba enferma, pero que jamás perdió la esperanza de algún día ver salir a su hijo.
Entre las cosas que más le interesa hacer ahora a Bain, destacó el terminar el colegio, comer un pavo frito y beber una Dr. Pepper (gaseosa popular en EEUU).
De acuerdo a una ley promulgada en Florida en 2008, el ahora libre Bain será recompensado con $1,7 millones de dólares por el tiempo que pasó injustamente encarcelado.