Casi todos los jóvenes que terminan este año la educación media en liceos municipales han perdido un poco más de tres meses de clases, debido a los constantes y movilizaciones.
Actualmente, con el paro de los profesores quienes exigen el pago de la “deuda histórica”, la mayoría de los alumnos del sistema público ha perdido 27 días de clases. Lo más preocupante es que los jóvenes de cuartos medios están cercanos a rendir la PSU, por lo que perder clases a estas alturas les puede traer graves consecuencias en sus aspiraciones de entrar a la universidad.
Ellos, a pesar de no haber organizado la llamada “revolución pingüina”, también se vieron afectados con la pérdida de clases que esa movilización conllevó. El total fue de 23 días.
Hace dos años, pidieron que el pase escolar fuera gratis y que la educación no dependiera de los municipios. Perdieron 10 días de clases.
En 2008, estuvieron 78 días junto a los profesores reclamando por la promulgación de la actual Ley General de Educación.
Como medidas para recuperar esta gran cantidad de clases perdidas, se han quedado sin vacaciones de Fiestas Patrias y han tenido que asistir a reforzamientos los días sábados.
Además, como cuentan los propios alumnos, después de los paros, la sobrecarga de materia es demasiada, les pasan todo muy rápido e incluso, en algunos casos, cuando al término del año no han alcanzado a completar el plan de estudios, les han asignado tareas para las vacaciones de verano y han tenido que rendir pruebas en marzo del año siguiente.
Lo grave, es que ahora no hay año siguiente y estos jóvenes verdaderamente estarán rindiendo la PSU con aún más desventajas -de las ya conocidas- en relación a los de colegios privados.